jueves, 5 de julio de 2007

EL HOMBRE POLITICO

"El hombre político"

Debido a que los seres humanos son sociables, desarrollan sistemas políticos. Sin embargo, los individuos al interior de estos sistemas políticos no se interesan de la misma manera en la vida política; algunos son indiferentes, otros se preocupan más. Aún entre los que participan intensamente en política, solo algunos buscan el poder. Y entre los buscadores de poder, algunos logran más que otros. En síntesis, existen cuatro grupos: el estrato apolítico, el estrato político, los buscadores de poder y los poderosos.

El estrato apolítico

Parece haber varias razones fundamentales por las cuales las personas no intervienen en política.

· Es menos probable que uno intervenga en política si asigna un bajo valor a la recompensa que espera obtener de esa actividad, comparada con la que espera de otras. Las recompensas que una persona puede obtener (o esperar) de la actividad política se pueden dividir en dos clases: gratificaciones directas recibidas por la propia actividad y beneficios instrumentales, que surgen como consecuencia de ella.Entre las gratificaciones directas de la participación política se encuentran la satisfacción del cumplimiento de las obligaciones, acceso a información reservada, la excitación de la política, etc. Los beneficios instrumentales que se esperan de la actividad política se pueden dividir en dos tipos: algunos son beneficios especiales para la persona en particular o su familia; otros pueden consistir en decisiones de gobierno favorables.Pero estos beneficios raramente se extienden a toda la sociedad, la cual espera lograr del gobierno beneficios colectivos, consecuencias de decisiones que afectan a una gran categoría de personas.Sin embargo, algunas personas no creen que estas actividades gubernamentales las beneficien. En resumen, para muchos los costos de oportunidad de la intervención en política son simplemente demasiado altos para que valgan la pena. No prefieren abandonar beneficios o gratificaciones inmediatos, seguros y concretos, derivados de actividades no políticas, para obtener otros más remotos, inseguros y abstractos, que podrían resultar de la participación política.

· Es menos probable que uno intervenga en política si piensa que no hay una diferencia significativa en las alternativas que se presentan y, en consecuencia, que lo que se haga no contará. Algunas personas no votan o no participan de otra manera en política porque consideran que los partidos no les ofrecen una opción real.
· Es menos probable que uno intervenga en política si piensa que lo que hace no importará porque de todos modos no puede modificar en forma significativa el resultado. Cuanto más débil es la "sensación de eficacia política", menos probable es la participación.
· Es menos probable que uno intervenga en política si cree que el resultado será relativamente satisfactorio sin su participación. Así como la escasa fe en la propia eficacia política desalienta la participación, también una gran confianza en la legitimidad, estabilidad y equidad de decisiones del sistema político puede hacer que uno considere innecesaria su participación.
· Es menos probable que uno intervenga en política si estima que sus conocimientos son demasiado limitados para ser eficaz. Hay muchas personas que consideran que no entienden muy bien la política.
· Cuanto más grandes sean los obstáculos que uno encuentre, menos probable es que intervenga en política. Cuando la persona cree que las recompensas van a ser reducidas o no van a existir, bastan pocos obstáculos y costos modestos para desalentarla.
El estrato político
Parece obvio que sea lo más probable que uno intervenga en política si:· Valora las recompensas a obtener;· Piensa que las alternativas son importantes;· Confía en que puede ayudar a cambiar el resultado;· Cree que el resultado será insatisfactorio si no actúa;· Tiene conocimientos o pericia que influyen sobre la cuestión de que se trata;· Debe superar menos obstáculos para actuar.
Sin embargo, dentro del estrato político también se produce una especialización, que según Verba y Nie, sería de seis tipos:
· Inactivos;
· Especialistas del voto;
· Participantes de mentalidad local;
· Comunalistas;
· Propagandistas;
· Activistas totales.

Los buscadores de poder.

Buscar el poder y lograrlo de ninguna manera es lo mismo. Algunos buscadores de poder fracasan en sus intentos, pero ciertas personas que lo consiguen quizá no lo busquen; por ejemplo, pueden lograrlo por herencia.Entre personas de condición socioeconómica y recursos políticos similares, algunas procuran mucho más activamente que otras lograr influencia sobre el gobierno. ¿porqué?1. El hombre busca el poder a fin de alcanzar el bien colectivo. Muchos filósofos de la política han argumentado que los dirigentes deberían buscar el poder a fin de ejercer la autoridad para bien de todos. Pero probablemente ningún estudioso de la política ha sostenido jamás que ésta es la única razón por la cual el hombre busca el poder.2. El hombre busca el poder en consciente prosecución de sus propios intereses. Según Hobbes, todos los hombres buscan el poder para satisfacer sus pasiones. Pero la razón les dice cómo buscarlo para reducir la frustración, la derrota y las posibilidades de una muerte violenta. Sin embargo, surge el problema de la noción de "interés propio", ya que esta va a variar dependiendo de los conceptos que se tengan, los cuales varían muchísimo. Es decir, la consideración de lo propio puede ir desde conseguir ventajas para uno mismo hasta identificarse con los objetivos de un barrio, región, clase, grupo étnico, raza, nación, etc.Por otra parte, esta la discusión respecto del aspecto "racional" y consciente de la búsqueda egoísta del poder. Freud indica que los deseos no sólo impulsan al hombre hacia el conflicto con sus semejantes, sino que consigo mismo también.3. El hombre busca el poder por motivos inconscientes. Según harold Lasswell, el buscador de poder lo persigue como un medio de compensar privaciones sicológicas sufridas durante la niñez. El buscador de poder no tiene necesariamente una gran compresión de las razones por las cuales actúa de ese modo. Comparado con otras personas, entonces el buscador de poder es alguien que:

· Asigna un alto valor a la obtención de poder
· Exige el poder para el yo
· Tiene una confianza relativamente grande en que puede lograr el poder
· Adquiere al menos una pericia mínima en la materia.
Sin embargo, la caracterización de Lasswell esta sujeta a reservas:
· El buscador de poder no lo busca precisamente en el gobierno; puede hacerlo en otras instituciones, como los negocios y la iglesia.
· El daño extremo a la propia dignidad "puede ser imposible de compensar" y quizás no produzca una búsqueda de poder, sino una "resignación, apartamiento y, en casos agudos, suicidio".
· Un pobre sentido de la propia dignidad puede sublimarse en otras formas que no sean la actividad política.
· La persona que busca el poder para compensar su propia sensación de insuficiencia puede no ser suficiente para lograrlo, porque es probable que provoque en otros demasiado desagrado y desconfianza.
· No parece probable que las personas con confianza en si mismas, y eficaces, tengan también una baja estimación de su propia dignidad.
· El poder puede servir a muchos fines. Por ello, se lo puede buscar por muchos motivos diferentes; la necesidad de compensar un sentimiento de mérito personal herido es sólo uno de ellos.
Como resumen, podemos decir lo siguiente:
Primero: algunos buscan el poder con más interés que otros;Segundo: los conocimientos científicos sobre las personalidades y motivos de los buscadores de poder son aún escasos;Tercero: dependiente de la cultura, la sociedad, la economía y el sistema político, el poder se puede utilizar para adquirir fama, seguridad, veneración y muchos otros valores;Cuarto: la búsqueda del poder es habitualmente una combinación de motivos conscientes e inconscientes;Quinto: parece improbable que todos los buscadores de poder tengan personalidades sustancialmente similares. Hay demasiadas razones diferentes, conscientes e inconscientes, por las cuales se podría desear el poder.

Los poderosos.

En principio, si uno obtiene más poder que otro entonces podemos buscar dos posibles fuentes de explicación: diferencias en la cantidad de recursos empleados y diferencias en la pericia o eficacia con que se aplican esos recursos.En general, algunos utilizan más recursos que otros para lograr poder, porque tienen acceso a más recursos. Y, siendo igual todo lo demás, es razonable esperar que quienes tienen más recursos logren más poder.Respecto del porqué algunos tienen más habilidad que otros en política, se puede decir lo siguiente: hay tres causas posibles de diferencias de habilidad entre dos personas, cualquiera sea la especialidad y son las siguientes:

1. diferencias genéticas;2. diferencias de oportunidad de aprender;3. diferencias de incentivos para aprender.Las dos primeras son diferencias de situaciones; la tercera, de motivaciones.
Variedades de hombre político.Las orientaciones de una persona determinada con respecto a la política se pueden explicar, hasta cierto punto, a la luz de:

1. su personalidad o carácter;2. la cultura general o, más específicamente, la cultura política que comparte con otros de su tribu, aldea, ciudad, país o región del mundo;3. sus más tempranas orientaciones políticas y cómo las adquiere; o sea, su socialización política4. sus propias experiencias y condiciones personales; su clase de vida;5. la situación particular que enfrenta, o cree enfrentar, en un momento histórico específico.
Hombre democrático y hombre despótico. Las tendencias actuales apuntan hacia la presunción de que existe una personalidad democrática, que se relaciona con el sistema en los siguientes términos:

1. actitud hacia el propio yo: creencia en el mérito y dignidad del propio yo;2. actitud hacia los demás: creencia en el mérito y dignidad de otros;3. actitud hacia la autoridad: énfasis en la autonomía personal y mantenimiento de cierta distancia de la autoridad poderosa, o incluso desconfianza de ella;4. actitud hacia la comunidad: franqueza, pronta aceptación de diferencias, voluntad de tranzar y cambiar;5. actitud hacia los valores: la búsqueda de muchos valores, en lugar de un solo objetivo y disposición a compartir en lugar de acumular o monopolizar.
Se dice que una persona tiene una personalidad autoritaria si es rígidamente convencional, sumiso e incondicional hacia la autoridad, agresivo y severo con quienes violan los valores convencionales, opuesto a las formas subjetivas, idealistas de pensar con respecto al mundo, preocupado por el poder y la firmeza, cínico, preocupado porque en el mundo suceden cosas desenfrenadas y peligrosas y particularmente obsesionado por la conducta sexual.A pesar de que el método para descubrir estas características ha sido criticado, no cabe duda que la conexión entre la personalidad y las acciones políticas manifiestas sigue siendo compleja, obscura y aparentemente algo vaga. Aún así, hay buenas razones para pensar que las orientaciones autoritarias o democráticas son modeladas en gran medida por la cultura y los procesos de socialización política.

Agitador y negociador.

Lo que distingue al agitador es, entre otras cosas, lo siguiente:· asigna un alto valor a la reacción emotiva del público· es notoriamente despectivo e indisciplinado· esta dispuesto a subordinar consideraciones personales ante las superiores reivindicaciones de principios· ve motivos "frívolos" donde otros ven exigencias como la amistad· confía en llamamientos masivos y principios generales, etc.Por su parte, el negociador transige. Se interesa más en una solución aceptable que en una solución justa o perfecta de un conflicto. El pragmático quiere saber cuál es la opinión pública; no le importa mucho lo que ella debe ser. Al agitador le interesa la opinión pública sólo para transformarla en lo que ella debe ser. El político, vive en un permanente "ahora"; su lema es el éxito y su meta los votos. Su función no es educar a la opinión pública sino representarla.


Variedades de políticos pragmáticos.
La conclusión señala que quienes obtienen el poder sólo precisan asemejarse en algunos aspectos formales. Las características concretas de los dirigentes parecen variar mucho en diferentes culturas, sistemas políticos, épocas y situaciones. Los dirigentes tienen distintos orígenes sociales, recursos, habilidades y personalidades.

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